Un puente de servicio y esperanza para los abanquinos en Lima
Gran victoria, el nuevo presidente del Club Provincial Abancay inicia una etapa que promete transparencia, liderazgo y la fuerza de las raíces compartidas.
Edmer Chávez es un nombre que hoy resuena con fuerza entre los abanquinos residentes en Lima, y también en Abancay.
Hombre de raíces abanquinas y espíritu generoso, se ha labrado un camino discreto pero firme en el mundo de la ingeniería y la gestión pública. Su experiencia en Provías Descentralizado, donde ha ejercido responsabilidades en la coordinación de proyectos viales, le ha permitido conocer de cerca la complejidad del territorio y la importancia de tender puentes, no solo de concreto, sino también de confianza y entendimiento entre comunidades.
El domingo 28 de septiembre marcó un nuevo capítulo en su trayectoria: fue elegido presidente del Club Provincial Abancay en Lima con un respaldo tan amplio que los propios asistentes lo calificaron como un gran triunfo. Más allá de los números, lo que quedó en evidencia fue el reconocimiento de sus paisanos a su vocación de servicio, a esa mezcla de inteligencia práctica y calidez humana que lo distingue.
Chávez no ha llegado solo a esta responsabilidad. Se ha rodeado de personas conocidas y de gran prestigio entre los abanquinos, figuras respetadas por su probidad y compromiso comunitario. Ese equipo cercano garantiza que su gestión estará marcada por la transparencia y por un liderazgo ejecutivo que sabrá convertir los proyectos en realidades tangibles.
Para muchos, su elección simboliza el deseo de renovación sin perder la esencia: un liderazgo que combina la técnica y la sensibilidad, la eficacia en la gestión y el compromiso con las raíces. En él se deposita la esperanza de que el Club Provincial Abancay siga siendo no solo un espacio de encuentro cultural, sino también un puente vivo entre la tierra natal y la capital.
Su figura encarna lo que tantas veces se busca en quienes asumen cargos comunitarios: alguien que escucha, que comprende, que sabe organizar y que, sobre todo, se entrega con sencillez. A Edmer Chávez, recién electo, no le esperan únicamente los retos administrativos de un club, sino la oportunidad de escribir junto a sus paisanos una página de fraternidad y orgullo compartido.
Y quizá la mejor forma de resumir este momento sea con una imagen: la de una comunidad reunida, aplaudiendo no solo a un presidente, sino a un hijo de Abancay que promete llevar en alto, con trabajo y cariño, la voz de todos. Porque cuando la voluntad se une con la esperanza, hasta la distancia se acorta y la tierra natal late más cerca del corazón.